sábado, 29 de enero de 2011

Reforma de las pensiones




El Gobierno y los sindicatos han llegado a un acuerdo para la Reforma de las pensiones:


Edad de jubilación: Según el preacuerdo alcanzado por el Gobierno y los sindicatos, la edad de jubilación será flexible entre los 65 y los 67 años. Para retirarse al llegar a la primera, será necesario tener un mínimo de años cotizados (38,5) mientras que la segunda será la legal. Además, a partir de los 63 años se podrá acceder a la jubilación anticipada (actualmente, la edad media de retiro son los 63, aunque la legal esté dos años más tarde), con una penalización del 8% por cada ejercicio que se adelante. A cambio, se bonificará cada año que una persona decida seguir trabajando más allá de los 67.


Años cotizados: Los 38,5 años cotizados será la cifra que finalmente apruebe el Gobierno para permitir a los trabajadores seguir jubilándose a los 65 cobrando el 100% de pensión. Para quedarse en este punto intermedio, los sindicatos han defendido durante las negociaciones que fuera 35 años, con la idea de cerrarlo en 37; mientras que el Ejecutivo se ha ido hasta los 41, con el objetivo de pactar 39 años.


Base de cálculo: Esta medida ha quedado relegada a segundo plano por el retraso de la edad de jubilación cuando, en el fondo, afecta todavía más al importe futuro de nuestras pensiones. Actualmente, ésta se calculan sobre los últimos 15 años cotizados, pero a partir de que entre en vigor la reforma, se pasará a 20 y, dentro de unos cinco años, se ampliará a 25. Según la información que envió el Gobierno a Bruselas el pasado febrero, este cambio supondrá un ahorro de 42.000 millones para las arcas públicas.



Número de años cotizados para cobrar el 100%: Actualmente, hace falta haber colaborado con el sistema durante 35 años para tener derecho a toda la pensión; sin embargo, con la reforma, esta cifra se elevará a 38,5 años, en línea con el número de ejercicio cotizados que nos permitirán retirarnos a los 65 años.


En resumen, si ahora podemos jubilarnos anticipadamente a los 61 y la edad legal se sitúa apenas cuatro años después, tras la reforma, el retiro anticipado será a los 63 años, mientras que la edad legal oscilará entre los 65 y los 67 años, dependiendo cuánto tiempo llevamos cotizando.



Opinión: Una vuelta más de tuerca de la crisis, mejor dicho, de nuestros gobernantes, a las pensiones. Aún no me explico, como en sucesivas reuniones del Pacto de Toledo, los ministros expresaban una y otra vez que la Seguridad Social tenía un superávit y que las pensiones estaban aseguradas al menos hasta el 2025. Incluso el Presidente, ese gran estadista de mente abierta, lo afirma, podéis verlo en el siguiente vídeo fechado en el 2009. La disyuntiva es clara, o nos metían entonces o nos mienten ahora, o ambas. Lo cierto es que me siento decepcionado. El Pacto entre gobierno y sindicatos me parece vergonzoso, creo que se hace pagar la crisis a los más débiles, a aquellos que no se beneficiaron de las vacas gordas, aquellos que han tenido sueldos más bajos y más precariedad laboral. Lo hacen quiénes no han sabido gestionar las cuentas públicas, quiénes han derrochado nuestro dinero. Los sindicatos participan en esta reforma de forma vergonzante, que no vengan a pedirme después que vaya a la huelga para defender sus intereses como organización, que no vuelvan a disparar con pólvora ajena. En el mundo político, sindical e incluso mediático, parece que hay unanimidad a la hora de hablar de la necesidad de esta reforma. ¿Qué fue del superávit? ¿no compensa éste la caída económica actual (que evidentemente no puede ser eterna)? ¿por qué hablan de una pirámide poblacional estática, cuando la inmigración puede ensancharla en la medida de las posibilidades del mercado de trabajo?. Quizás existan razones económicas sólidas para la reforma, no lo dudo, pero la economía es elegir, teniendo recursos escasos decidir a qué se dedican. Las elecciones han sido erróneas según mi entender, es responsabilidad de los gobernantes y quiénes les han servido como comparsa. Como ciudadan@s solo podemos manifestar nuestro malestar a todos aquellos que han apoyado esta medida (con todos los medios a nuestro alcance) y sobre todo y ante todo, castigarles electoralmente. Esperamos vuestros comentarios.

martes, 25 de enero de 2011

Golpe a la modernización rusa

El atentado terrorista en el aeropuerto de Domodédovo evidenció las limitaciones y la fragilidad del proyecto modernizador del presidente de Rusia, Dmitri Medvédev. La cruda realidad de los montes del Cáucaso se impuso a las bucólicas montañas suizas y a las expectativas que estas habían despertado en el Kremlin este año. Tomando la única decisión sensata, Medvédev renunció a participar en el Foro Económico Mundial de Davos, que se celebra esta semana y en el cual él era la estrella invitada.


Rusia había preparado una ofensiva de encanto para Davos. El objetivo era captar inversiones extranjeras, convencer al empresariado internacional de que este vasto país con enormes recursos puede ser rentable y recompensar generosamente a quienes apuestan por él. La idea era demostrar que Rusia vale la pena, pese al funcionamiento de sus tribunales (la segunda condena del magnate Mijaíl Jodorkovski), de su sistema penitenciario (la muerte en prisión del abogado Serguéi Magnitski y la empresaria Vera Trífonova), y pese a los riesgos de actos terroristas.


La semana pasada, Arkadi Dvorkovich, el ayudante del presidente en temas económicos y uno de los cerebros de la "modernización", informó en una rueda de prensa de los proyectos de la delegación rusa en Davos. Aparte de pronunciar un discurso y responder a las preguntas del público, Medvédev debía hablar a puerta cerrada con más de cien dirigentes de grandes empresas mundiales. "A los inversores extranjeros se les dará una señal de que Rusia está abierta para los negocios, en el marco de la modernización. Pues desde este año los gastos de las empresas rusas en innovaciones y en la creación de nuevos productos y tecnologías se multiplica y no pueden prescindir de las inversiones privadas", dijo Dvorkovich. Los rusos querían hablar en Davos de convertir Moscú en un centro financiero internacional y también captar inversiones en la infraestructura de las Juegos Olímpicos de Invierno en 2014, en Sochi, en la costa del mar Negro.


También la semana pasada, el jefe del Gobierno, Vladímir Putin, se reunió con la comisión gubernamental para el desarrollo del Norte del Cáucaso, un territorio donde la dependencia del presupuesto federal se ha convertido en la principal fuente de ingresos de la economía local. Putin anunció que en 2011 se invertirán en el Cáucaso un total de 1.000 millones de euros.


Hace un año, Moscú creó el distrito del Norte del Cáucaso y puso al frente a Alexandr Jloponin, que fue gobernador en una región de Siberia y que aborda el Cáucaso con mentalidad empresarial. Entre las ideas de Jloponin está la de promocionar el turismo en el Cáucaso. Sin embargo, la política de intentar estabilizar aquella zona con enormes transferencias no solo no ha dado resultado, sino que agrava los problemas existentes, porque ha consolidado el poder del funcionariado corrupto y porque causa malestar en otras regiones de Rusia y también en una sociedad muy sensible al trato preferente que, desde su punto de vista, reciben los caucásicos. Si los actos terroristas sin embargo ocurren en Moscú, el pacto implícito (dinero a cambio de tranquilidad) deja de ser válido.


Los atentados de Domodédovo pueden agravar el creciente distanciamiento entre "caucásicos" y "rusos" y además, de no ser atajados, ensombrecen los planes para captar inversiones tanto para los Juegos de Sochi como con vistas al Mundial de Fútbol de 2018. Sochi está en una de las regiones más corruptas de Rusia y además se encuentra a pocos kilómetros de Abjazia, el territorio secesionista de Georgia que Rusia ha reconocido como Estado. El Kremlin ha intentado "aislarla" del Cáucaso. Y para ello, ha separado la región de Krasnodarsk, donde está situada Sochi, del distrito del Norte del Cáucaso, como si eso bastara para alejarla de la vecina Abjazia, territorio separatista de Georgia.
 

Opinión: Rusia vuelve a estar en un encrucijada. Tiene pocas formas de frenar el terrorismo islamista del Cáucaso. Ha intentado aplastar a los islamistas mediante la fuerza desde los años 90, llegando a controlar las ciudades pero incapaz de acabar con los focos guerrilleros. El nivel de violencia por las dos partes ha sido (probablemente es) indescriptible, pero este método no ha hecho más que aumentar las bajas, refugiados y resentimiento. Desarrollar la zona sería una solución, pero la escasez de fondos estatales, la imposibilidad de inversión extranjera en un contexto inestable y sobre todo, la corrupción, hacen muy difícil este camino. Para conocer un poco más la Guerra de Chechenia recomendamos el libro de Arkadi Babchenko “La guerra más cruel”, en el que relata como eran enviados los soldados de reemplazo al frente y la imprescindible película “El Prisionero de las Montañas”.



lunes, 24 de enero de 2011

Mathias Sindelar: el hombre que luchó contra Hitler con sus goles


Tolo Leal.- Como por todos es conocido, en los años 30 Alemania comenzó su recuperación y crecimiento a través de una aterradora expansión territorial. De la mano de Adolf Hitler, quien anhelaba anexionar todo el Viejo Continente a su poder, el III Reich infundó el terror y el pánico a todos los pueblos vecinos, conquista tras conquista. Nadie osaba resistirse...
¿Nadie? Hubo un futbolista que sí lo hizo. Se llamaba Mathias Sindelar, y lo pagó con su vida.



El hombre de papel


Kozlov (Moravia) vio un 10 de febrero de 1903 los primeros pasos de un niño que iba a hacer historia. Criado en el barrio de Favoriten (Viena) en el seno de una familia judía, ya de pequeño se dio cuenta de que el fútbol era lo suyo, y muy pronto pasó a formar parte del Austria de Viena, al que llevaría a lograr tres Copas de Austria en sus tres primeras temporadas, y donde marcaría más de 600 goles.
Pero la gran fama de Sindelar llegó con la selección austriaca. Integrante del famoso Wunderteam (equipo maravilla), probablemente el mejor equipo de la década de los 30 –no en vano, de 50 partidos disputados sólo salió derrotado en 4- y que en el Mundial de 1934 sólo pudo ser frenado por la intervención de Mussolini. Y es que, pese al deslumbrante juego desplegado, Austria cedió en semifinales por 1-0 ante la escuadra local, Italia, en un encuentro que resultó un escándalo arbitral.
El hombre de papel, como era conocido por su delgadez extrema y por su plasticidad en el juego, alcanzó durante aquellos años una fama inaudita hasta el momento para un futbolista. Su calidad sólo era comparable a la del italiano Giuseppe Meazza y la del húngaro György Sarosi; los tres eran considerados los mejores jugadores del mundo de la época. Pero además el austriaco fue uno de los primeros deportistas en recibir compensaciones económicas por publicitar relojes, ropa o comida. Fue, por decirlo de alguna forma, el primer futbolista mediático.

El sueño truncado del Wunderteam

Pero si Austria era una de las mejores selecciones del momento, Alemania no era menos. Tercera clasificada en el Mundial de 1934, para el Mundial de Francia del 38 tenían el plan perfecto. A la fuerza y tesón de la selección germana (algo que aún hoy perdura) se le iba a unir la experiencia y fantasía de los jugadores austriacos, obligados a fusionarse después del anschluss llevado a cabo el 12 de marzo de ese mismo año.
La unión de ambos conjuntos debía formar un equipo invencible. Hasta cinco futbolistas titulares del wunderteam se integraron en la plantilla germana, pero la clave estaba en Sindelar, la pieza básica para convertir a Alemania en la mejor selección de todas.
Pero al hombre de papel la idea de jugar para el III Reich, aquel que había asesinado a tantos conocidos suyos, judíos como él, y de realizar el saludo nazi antes de cada encuentro le repudiaba, así que nunca aceptó las "invitaciones" que recibía. Primero aludió una lesión de rodilla; después, consciente de que Herberger, el nuevo seleccionador alemán, era un técnico serio y preparado y no un nazi fanático, le solicitó educadamente que le dejara fuera de las convocatorias. Pero al parecer eso nunca convenció a las autoridades germanas.



El partido que le sentenció

Para celebrar la anexión austriaca a Alemania, el 3 de abril se disputó un encuentro entre ambas selecciones, en lo que suponía la despedida del wunderteam. Como no podía ser de otra forma, se trataba de un partido amañado de antemano y destinado a demostrar la superioridad germana. "Ganar un partido es más importante para la gente que capturar una ciudad del Este", dijo Goebbels.
Sindelar ya comenzó mal. O no. Por aquellos años era tradición efectuar el saludo nazi antes de comenzar el partido, pero el austriaco se negó a ello, lo que irritó, y mucho, a los jerarcas nazis ahí presentes.

Durante la primera parte, la estrella austriaca se dedicó a torear a los defensas alemanes, pero cuando se mostraba en disposición de marcar, disparaba burdamente fuera, para regresar, con cara de resignación, al trabajo de su equipo. Pero se cansó, y estalló.
A los 70 minutos, y ante la sorpresa de todos, llegó el que probablemente sea el gol más controvertido de la historia. Sindelar recogió un rechace del guardameta alemán y, descargando toda su rabia, introdujo el balón en la portería. No contento con ello, celebró el tanto por todo lo alto: corrió y se situó frente al palco alemán para marcarse un baile que fue toda una ofensa y humillación para las autoridades presentes.


Diez meses después, estaba muerto 


Después de aquel encuentro Matthias Sindelar, que se había convertido en un héroe para los austriacos pero en un peligroso elemento subversivo dentro del orden nazi, se vio obligado a esconderse y a vivir bajo muchísima presión por parte de la Gestapo, que pocos días después destrozó un bar de su propiedad como amenaza.
El futbolista no aparecía, e incluso se dice que Hitler ofreció una recompensa económica a quien lo encontrara, y que fue un compañero del Wunderteam quien lo delató.
El caso es que el 23 de enero de 1939 Sindelar fue encontrado muerto en su casa, tumbado en su cama junto a su reciente esposa, la joven italiana judía Camilla Castagnola.
Las causas nunca se han aclarado. Los informes oficiales de la época aseguran que la muerte se debió a un escape de gas, con lo que se indujo al suicidio, nada descartable dada la situación insoportable en la que había pasado a vivir el austriaco, aunque llama la atención la celeridad con la que la Gestapo cerró y archivó el caso. Por lo menos, uno de los oficiales tuvo el detalle de asegurar que había sido un accidente, logrando de este modo que Sindelar recibiera una merecida despedida, pues hay que recordar que entonces quien había sido asesinado o se había suicidado no podía celebrar un funeral.
Sin embargo, ya durante la época hubo quien incluso apuntaba a un crimen. Los bomberos que acudieron a su domicilio declararon que no habían notado olor a gas a su llegada, y que no había señales de fuga en la estufa. Incluso, en un reportaje reciente de la BBC, un amigo del futbolista asegura que hubo sobornos a los funcionarios para no comentar nada del caso y finiquitarlo lo antes posible.


Despedida épica


Pese a las prisas de la Gestapo, que querían una despedida rápida, casi clandestina, el día de su muerte el Austria de Viena, su club, recibió más de 15.000 telegramas de pésame, tantos que el correo de la ciudad se colapsó, y a su entierro acudieron más de 40.000 personas, que se enfrentaron a la amenazadora presencia de tropas nazis, temerosas de una rebelión de quienes se habían sumado a la despedida de su ídolo.
Desde entonces, el 23 de enero de cada año se lleva a cabo una sencilla ceremonia sobre su tumba. En ella participan dirigentes de la Federación Austriaca, del Austria de Viena, aficionados y los de cada vez menos numerosos compañeros de equipo de los tiempos del Wunderteam, que rinden homenaje al mejor futbolista austriaco de todos los tiempos, como así determinó la IFFHS en el 2000.
Pero no hay duda de que su fama trascendió mucho más allá de lo deportivo. Nunca un futbolista le plantó tanta cara a la injusticia política; nunca un gol supuso tanto para un país. El recuerdo del Der Papierene seguirá siempre vivo en Austria.

viernes, 21 de enero de 2011

Señorías de por vida

Ser diputado no es una profesión, pero los escaños del Congreso están llenos de políticos que llevan media vida en el hemiciclo y han hecho de la actividad institucional su trabajo. Son tan consustanciales a la Cámara que si dejáramos de verlos sería como si nos quitaran los leones que la custodian. De muestra, un botón: 219 diputados de la actual legislatura, sobre un total de 350, acumularán ocho años de antigüedad cuando lleguen las generales de 2012, y de ellos 116 llevan al menos 12 años en el hemiciclo, según un muestreo realizado por este diario. Y esto sin contar que muchos llegan/salen de la Carrera de San Jerónimo desde/hacia otros cargos públicos: senadores, presidentes y parlamentarios autonómicos, presidentes de diputación o alcaldes.
José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, presidente del Gobierno y aspirante a serlo, llevan siete legislaturas como parlamentarios (25 años). Ambos ganaron su acta en los comicios de 1986 y desde entonces no se han bajado del escaño. El presidente tenía 25 años cuando llegó y lleva, pues, media vida como parlamentario. El líder de la oposición, que en marzo cumplirá 56 años, un poco menos.
El récord como diputado lo ostenta Alfonso Guerra, que es parlamentario desde la instauración de la democracia. Formó parte de las Cortes Constituyentes de 1977 que presidió Fernando Álvarez de Miranda y, desde entonces, no ha dejado de ocupar su escaño durante las nueve legislaturas: unos 35 años, también la mitad de sus 70 de edad.
Si la antigüedad es un grado, José María Benegas, Álvaro Cuesta, Francisco Fernández Marugán, Javier Barrero y Jesús Caldera, todos ellos de la bancada socialista, pueden presumir de longevidad parlamentaria: llegaron al Parlamento con la victoria de Felipe González en las generales de 1982, y si no hay anticipo electoral acumularán diez trienios en 2012. Pero no se crean que ocurre sólo en la bancada socialista, también los populares tienen “históricos” en sus filas. Ahí están Ignacio Gil Lázaro, Gonzalo Robles o Celia Villalobos, con siete legislaturas a sus espaldas.
Sumar cargos públicos
Como la vida política no se acaba en el palacio de la Carrera de San Jerónimo, otros diputados suman también años en otros cargos institucionales de relevancia antes o después de pasar por el hemiciclo. Un ejemplo es Juan Barranco, diputado en la I, II y IX legislatura; senador en la IV-V-VI-VII y VIII, y alcalde de Madrid entre 1986 y 1990. Otra alcaldesa, en este caso del PP, Soledad Becerril, formó parte de las Cortes Constituyentes (1976-1979) y ganó escaño en la I (fue ministra de Cultura), IV,V,VII y IX legislatura; la VIII fue senadora, y entre 1995 y 1999 presidió el ayuntamiento de Sevilla. 
Su compañera de partido, Celia Villalobos, fue ministra de Sanidad y alcaldesa de Málaga, además de diputada durante las siete últimas legislaturas (desde 1986). Otro popular, Jesús Morano, ex alcalde de León, lleva 22 años haciendo carrera política en la capital.
Y qué decir de José Bono, diputado por Toledo y actual presidente del Congreso. Fue diputado en la I y II legislatura (1979-1986), y en mayo de 1983 fue elegido presidente de Castilla-La Mancha (él es de Salobre, Albacete), comunidad que convirtió en un inexpugnable feudo socialista. En abril de 2004 regresó a la capital para hacerse cargo de la cartera de Defensa. En definitiva, desde 1979 no ha dejado de ocupar cargos públicos de distinto signo. Una dilatada carrera que contará en “un libro de varios volúmenes” (sic, en su declaración de actividades) que ya está escribiendo.
Otro ex presidente autonómico es José Joaquín Martínez (PP), en su caso de Cantabria (1995-2003), que lleva dos legislaturas como diputado y que ya lo fue en la IV y la V (1993-1996).
Del Senado al Congreso, y viceversa
El Congreso está también lleno de antiguos senadores: Belén Maríado Campo ha ido y venido del Senado al Congreso desde 1989; Isidro Fernández (PP) cumple tres legislaturas en el Parlamento tras dos previas en el Senado, y Esteban González Pons, portavoz del PP, fue senador entre 1993-2003, conseller en el Gobierno valenciano entre 2003 y 2007, y en 2008 aterrizó en Madrid para convertirse en el azote de los socialistas. También el convergente Jordi Xuclà, las dos últimas legislaturas en el Congreso, fue senador en la anterior, por citar solo algunos ejemplos.
Miguel Arias Cañete (PP) lo ha sido todo: parlamentario andaluz, senador, parlamentario europeo, ministro de Agricultura y, ahora, diputado. Una buena carrera política, como la de Aurelio Romero (PP), que ha sido concejal, diputado provincial, parlamentario autonómico, senador y, por último, diputado.

A diferencia de sus colegas de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE) no ha salido del hemiciclo pero, a cambio, es uno de los hombres que más años ha pasado en la zona noble de la Cámara, la bancada azul del Gobierno: ha sido ministro de Educación y Presidencia, y actualmente lo es de Interior, cartera que compagina con la vicepresidencia primera. Sólo le gana Mariano Rajoy, que suma aún más carteras en su haber: Administraciones Públicas, Educación y Cultura, Presidencia, Interior y la vicepresidencia primera.
Otro clásico de la casa es Josep Antoni Duran i Lleida, cinco legislaturas en el Congreso con un paréntesis como europarlamentario, diputado en el Parlament y consejero de Gobernación de la Generalitat.
Afortunadamente, entre tanto oropel aún queda sitio para un poeta y narrador, el socialista gallego Domingo Miguel Tabuyo, como figura en su ficha de la página web del Congreso.
El Confidencial (21.01.2011)

¿Estamos en Guerra o en Misión de Paz en Afganistán?


El Ministerio de Defensa condecoraba la pasada semana a 10 soldados por labor en la misión en Afganistán. Teniendo en cuenta que en Afganistán se está en “misión de paz” y esta condecoración se concede sólo en situaciones de guerra, existe una pequeña contradicción.  A continuación reproducimos el relato de los hechos por el que se ha condecorado a uno de ellos, dejamos a gusto del lector/a si estas acciones demuestran que España está en misión de guerra o paz:



El capitán Iván San Miguel, los sargentos Antonio Chincoa, Carlos Rachid Gómez y José Enrique Serantes y el cabo Marco Álvarez se encontraban de patrulla el 2 de septiembre de 2009 en la zona del problemático paso de Sabzak, al sur de Qala-i-Now, cuando sufrieron una emboscada. En medio del combate, una bala rebotada impactó en la pierna del sargento Serantes. Sus compañeros hicieron huir a los insurgentes y evacuar al herido. Al día siguiente, su compañía salió en busca de los atacantes y abatió a trece de ellos mientras el resto huía. Su acción, manteniendo varias horas el combate, mereció el valor acreditado y la máxima condecoración que se concede hoy en día.

Este tipo de contadicciones llevó a que el Ministerio de Defensa pusiese reparo a la hora de pagar determinadas pensiones de viudedad, ya que los muertos en Afganistán no eran caídos en acto de combate. El Gobierno se empeña en hacernos pensar que ha transformado al Ejército en una especie de ONG, "Besucones sin fronteras" . Mientras tiene estas dudas semáticas, cientos de soldados españoles se ven expuestos constantemente a un peligro real, en una guerra no declarada.

miércoles, 19 de enero de 2011

Consejo Estatal de Medios o vuelta de la Censura

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero tiene entre sus próximos objetivos la creación de un Consejo Estatal de Medios que se encargará de vigilar los contenidos de las televisiones.


Según anunció ayer el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, es necesario abrir una “reflexión sobre los contenidos que emiten los medios porque hay espacios en los que se vulnera la dignidad y eso hay que regularlo”, sentenció el político vasco.


El titular de Presidencia aseguró que, próximamente, el Ejecutivo abrirá una ronda de contactos con los grupos políticos para la creación, antes del verano, de este Consejo, que, según afirmó, ya existe en el resto de países de la Unión Europea. El organismo tendrá entre sus competencias la de sancionar a las televisiones que incumplan el horario infantil protegido.

Según explicó, a entender del Gobierno existen contenidos televisivos que incorporan “valores devaluados de convivencia” y “climas de crispación y enfrentamiento” que necesitan ser controlados. Además, Jáuregui considera que el Gobierno debe regular la aparición en televisión de “determinados personajes de escaso mérito”.

Opinión: desde Hablar Sin Tapujos no sólo abogamos por este consejo regulador, creemos que la libertad individual es una quimera, los ciudadanos/as somos tontitos/as y creo que personas tan inteligentes como Ramón Jauregui pueden ilustrarnos y guiarnos hacia lo que nos conviene. ¿Para qué queremos nosotros la libertad de elección? con que la tengan ellos es suficiente, ellos nos eligen el menú, como a los niños. 
Pero no sólo abogamos por ese consejo regulador, sino por un consejo regulador de políticos, es decir, que maltratas el castellano como Leire Pajín, despido procedente, que eres ministro y favoreces a una empresa amiga de tu Galicia natal, despido procedente,,,, que no sacaste 1º de Derecho y eres una persona a la que ni siquiera se puede calificar de autodidacta, a casita, pero sin superpensión. Conclusión, apoyemos los Consejos reguladores, es más, regulación previa, antes de publicar un libro, ellos deberán aprobarlo. La libertad, mal entendida, desemboca en anarquía. ¿Tendremos que refundar la revista la Codorniz para sortear la censura de estos déspotas ilustrados (perdón, iletrados, pequeña confusión)?


Hacia rutas salvajes


Este libro se basa en la historia real de Christopher McCandless, un joven proveniente de una familia acomodada de la Costa Este quien, tras graduarse en la universidad, donó todo su dinero a obras de caridad y se embarcó en un viaje por el oeste americano bajo el nombre de "Alexander Supertramp". Dos años después, McCandless fue encontrado muerto en la desolación de Alaska. 
En su libro, Krakauer traza paralelismos entre sus propias experiencias y motivaciones y aquellas que guiaron a McCandless a su trágico final. Krakauer también narra la historia de Everett Ruess, un joven artista que despareció en el desierto de Utah en 1934, cuando tenía solo 20 años.
El libro narra el viaje interior que llevó a Christopher McCandless  a huir de una “ruta convencional” buscando conocer y explorar, tanto desiertos y montañas como así mismo, a través de “rutas salvajes”. Jon Krakauer lo escribe de forma magistral, recrea en su biografía los anhelos que muchos hemos tenido de dejarlo todo y empezar de cero.
Un relato muy recomendable para personas con tendencias místicas, lectores de biografías y amantes del montañismo.

El Quijote de Ángeles González-Sinde

Don Quijote veía adversarios allí donde miraba. Así, los molinos de viento eran peligrosos gigantes que le querían atacar. Algo parecido le ha pasado a Ángeles González-Sinde, la ministra de Cultura, que ha publicado un artículo en El País bajo el título de ‘El adversario es otro’ y que, aunque parece querer ser reconciliador, muestra de lleno su filosofía, y  su particular diagnóstico sobre la situación que provoca la difusión de contenidos a través de la red.
González-Sinde pone como ejemplo la primera parte de la novela de Cervantes, una transformación del paradigma dominante en ese momento. Nos dice que, “con cada cambio tecnológico (en 1604 se trataba de la aparición del maravilloso invento de Gutenberg), los derechos de los hombres y mujeres sobre sus creaciones han atravesado una enorme sacudida”. La cita parece acertada, si no fuese porque la imprenta se había inventado más de 150 años antes.
También utiliza la ministra El Quijote para hablarnos de "piratería", palabra que repite constantemente. Hace referencia – sin citar el seudónimo utilizado– a la versión apócrifa de Alonso Fernández de Avellaneda, publicada en Tarragona en 1614, sin explicar que este acto de re-creación – en ningún caso copió, sino que hizo una versión nueva, desarrollando personajes y situaciones – fue muy aplaudido y leído por su contemporáneos. Sin embargo, sí que asevera “que fue la piratería la que empujó a Cervantes a escribir la segunda parte de su novela”. Por suerte, suponemos.

jueves, 13 de enero de 2011

Los privilegios del fósil (Félix de Azúa).


Durante la Transición se publicó en Barcelona y en catalán una influyente revista, Taula de Canvi, donde escribía buena parte del aparato ideológico del comunismo regional. Su promotor y director era Alfons Comín, un cristiano castrista ya fallecido, con mucho predicamento entre las élites barcelonesas. En el número de julio-agosto de 1977 figuraba un consejo de redacción compuesto por 18 miembros. Todos ellos, con alguna excepción, han hecho importantes carreras dentro de la Administración y buena parte de los mismos aún sigue, 30 años más tarde, entre los directivos más influyentes de la vida oficial catalana. Puede decirse sin miedo a error que esa revista fue el núcleo del mando intelectual de la izquierda revolucionaria catalana que tomaría el poder en la casi totalidad de los centros decisorios de la comunidad.
Josep Benet, Jordi Borja, Josep M. Castellet, Josep Fontana, Cirici 
Pellicer, González Casanova, Melendres, Molas, Ramoneda, Solé Tura, Vázquez Montalbán y otros miembros del consejo de redacción se cuentan entre los principales responsables de que la vida cultural catalana haya sido lo que es. Treinta años más tarde solo habría que añadir los aliados independentistas con quienes compartieron el poder a partir de la presidencia de Maragall. Cuando los futuros historiadores escriban el relato de la deriva catalana hacia la secesión deberán leer esta olvidada revista.

El número mencionado iba dedicado a un asunto: Escribir en castellano en Cataluña, cuestión que puede parecer cultural, pero que no ha sido nunca sino el fundamento mismo de la ideología nacionalista. En su presentación Jordi Carbonell, coordinador del número, decía: "Escribir literariamente en castellano en los Países Catalanes ha sido siempre un acto con claras connotaciones políticas; por lo menos tantas como escribir en catalán". Lo de escribir "literariamente" es sugestivo: el juicio político iba contra los escritores "literarios" porque a los demás no era necesario decirles nada, ya sabían cuál era la orden, aunque no la cumplieran: a pesar de las consignas casi todos los camaradas escribían en español en diarios como La Vanguardia o Tele/Express. Treinta años más tarde sigue sucediendo lo mismo.

Carbonell, medalla de oro de la Generalitat en 2001 y presidente de Esquerra Republicana entre 1996 y 2004, añadía más adelante: "El simple hecho de 'radicar' en Cataluña o en los Países Catalanes sin la voluntad de devenir (esdevenir) catalán no convierte a una persona en 'catalán de radicación". Esta es la ambición suprema de los nacionalistas catalanes: poseer la capacidad decisoria que determina quién es y quién no es catalán, herramienta totalitaria que nunca han soltado. Treinta años más tarde la segregación sigue intacta. El propio Montilla lo dijo en más de una ocasión: no basta con nacer y trabajar en Cataluña, hay que manifestar una voluntad pública de "ser catalán" para que el poder te considere catalán. Los comisarios controlan la exclusión y otorgan la integración según un metafísico "querer ser catalán" definido oportunamente por el mando.

El fondo de esta dictadura nacional se sustenta en el mito del invasor. Decía Carbonell en su artículo: "El castellano es justamente la lengua que el poder opresor ha querido imponer en un intento de genocidio cultural consecuencia de una política imperialista". Treinta años más tarde nada ha cambiado, excepto que ahora el mito se enseña en los manuales del Bachillerato. Aunque nadie dude de que la imposición franquista del español sobre el catalán fuera real, lo del "poder opresor" parece que se refiera al Ministerio de la Gobernación y no a lo que antes se llamaba "la burguesía catalana" (auténticos ejecutores del supuesto genocidio), así como a la llegada de los inmigrantes sureños que cargan con la responsabilidad de ser instrumentos de la opresión. La deshonestidad de culpar a los "extranjeros" no solo es una forma insidiosa de xenofobia, sino una mentira que descalifica a quien la dice.

La anterior deshonestidad se completaba con la siguiente frase de Carbonell: "No cabe duda de que los escritores que, viviendo en nuestro país, se expresan literariamente en castellano constituyen un fenómeno cultural inimaginable sin la victoria del fascismo en 1939". No tener ninguna duda de que el español nunca existió en Cataluña antes de 1939 es el fruto de una ignorancia monumental, de un cinismo rotundo, o de ambas cosas. Sin embargo, 30 años más tarde, esta sigue siendo la verdad oficial.

Tras la introducción, la redacción daba la palabra a los inculpados. Pocos fueron los que contestaron. En tono atemorizado, Carlos Barral aseguraba que él había nacido en una familia bilingüe, pero que tras la muerte de su padre le habían impuesto la lengua materna la cual era "el castellano de la Argentina", pero que de todos modos él se consideraba "irreductiblemente nacionalista". Quienes le conocimos sabemos lo que opinaba Barral sobre el nacionalismo catalán. Más audaz, Gimferrer reivindicaba a los escritores en español siempre que, decía, "hagan suyas las reivindicaciones catalanas" de manera que puedan ser aceptados. Vázquez Montalbán reaccionó dignamente. Allí escribió aquello de que asumía su papel de "judío que vive en Praga y escribe en alemán" y que la encuesta le parecía de orden zoológico más que ideológico. Treinta años después, nada ha cambiado.
Los demás encuestados, todos ellos activistas de la Causa, apoyaban con mayor o menor agresividad la liquidación de los catalanes que escribían en español. Triadú, comisario del ala más totalitaria, afirmaba que quienes escribían en español eran franquistas, pero también lo decía Montserrat Roig cuya inteligencia era algo superior a la de Triadú. "Estos escritores nunca han ayudado voluntariamente a que la literatura catalana se desarrollara y han caído en la trampa política del franquismo", nos sermoneaba Montserrat. El más disparatado era Pedrolo: "Querer pasar por escritor catalán mientras se escribe en castellano equivale a aceptar los planteamientos franquistas". ¿Querer pasar? ¿Y quién quería pasar? Treinta años más tarde, todo sigue igual.

Que todo sigue igual quiere decir que continúa habiendo gente que escribe en español aunque viva en Cataluña, pero que solo si muestra su inquebrantable adhesión al Régimen es aceptado por la maquinaria cultural catalana. Semejante rareza (o semejante chavismo) solo tiene importancia para el contribuyente. A los que escribimos en español no nos afecta porque ya estamos habituados a los insultos del poder. A quienes escriben en catalán esta situación les favorece. La doctrina política oficial solo tiene como consecuencia un gasto desorbitado, el parroquianismo cultural y la ausencia de oposición o competencia. El resultado es que no por ello ha aumentado la lectura de literatura catalana y que la cultura oficial es de uso exclusivamente local y clientelar. Los sueños de cosmopolitismo cultural, de la Cataluña internacional, de la Barcelona destacada en el mapa europeo y demás quimeras se han fundido en el aire exactamente igual que los miles de millones de euros que ha costado fundirlas.

Hay algo, sin embargo, sobresaliente. Que la así llamada "izquierda catalana" no haya superado ni un milímetro sus posiciones totalitarias de hace 30 años, que mantenga programas culturales que en Europa ya solo defiende la extrema derecha, ofrece algunas indicaciones de por qué el tripartito ha perdido cientos de miles de votos el mes pasado. Sin embargo, no enmiendan: para esta gerontocracia todo ha de seguir como en Taula de Canvi. En cuanto se supo la magnitud del fracaso salieron en tromba los más derechistas del Partido Socialista Catalán a decir que todo había sucedido por no haber sido lo suficientemente nacionalistas. Estos ideólogos delirantes querrían mantener intactas las estructuras de poder de hace 30 años porque garantizan su dominio sobre los demás y sus privilegios por encima de todo el mundo. El arrogante menosprecio con el que se dirigen a sus (ex) votantes indica que jamás aceptarán la realidad social catalana. Es muy chocante ver a un por así decirlo socialista envuelto en la bandera catalana. Es un oxímoron viviente. O quizás agonizante.

Félix de Azúa es escritor.

El País, 27 de diciembre de 2010