NOTICIA ENVIADA POR DAVID G-M:
Edición: Daniel Izeddin
Baltimore es un espejo alejado de la belleza. Partida de nacimiento del nadador Michael Phelps, su pulso se rige por un puerto que no tiene el potencial de antaño y una reconversión industrial más o menos digerida. Esta ciudad de Maryland -en cuyos lujosos suburbios vive la clase pudiente que trabaja en Washington D.C.- es el escenario de 'The Wire', serie de HBO emitida en España por TNT, que para muchos críticos es el mejor producto de la historia de la ficción televisiva. Esta novela nacida en 60 entregas de la mano de David Simon y el ex policía Ed Burns, con la colaboración de autores del género negro tan sugerentes como George Pelecanos y Richard Price, es La Comedia Humana de Estados Unidos.
Obviamente 'The Wire' no es una obra dedicada al 'marketing' turístico. Simon, su creador, reconoció que la clase política local se mostró recelosa ante la dura imagen social e institucional que la serie daba de la ciudad. El éxito posterior disipó la presión a la hora de rodar, si bien uno tiene la impresión de que los habitantes de Baltimore, al menos los más acomodados, no son fanáticos de la serie. La única posibilidad que tiene un foráneo de descubrir las localizaciones de 'The Wire' es a través de la Red. En formato wiki distintos internautas han creado rutas variopintas y muy precisas, de hasta 50 localizaciones, que registran los escenarios en los que se mueven McNulty, Omar, Bubbles y compañía.
El visitante pronto tiene la sensación de que seguir una ruta concreta carece de demasiado sentido y que lo mejor es guiarse por palpitaciones sentimentales. A pesar del desfase cronológico, un buen inicio puede ser visitar la sede del 'Baltimore Sun', periódico en apuros en el que trabajó David Simon, y que en las últimas temporadas reúne un conjunto extraordinario de personajes que reflejan como nadie los claroscuros de la profesión.
Las bandas y la drogaestán principalmente localizadas en el West y el East Side -en puntos exclusivamente habitados por la marginalidad de raza negra-, alejadas del interés electoral de Annapolis, capital del estado de Maryland. Muchos de esos lugares son parcialmente seguros, aunque algunas de estas peculiares guías recomiendan no bajarse del coche y acudir de día.
Las famosas Torres (inspiradoras del Franklin Terrance y símbolos del poder del narco Barksdale) viven una nueva realidad como viviendas de promoción pública. También se puede ver la localización donde se rodaron los capítulos de 'Hamsterdam', una de las pocas invenciones temáticas que el equipo de guionistas de 'The Wire' se permitió. Hamsterdam es la zona franca que, bajo la tutela del honesto comandante Colvin, alberga un experimento social en el que la policía tolera el tráfico de drogas. Pronto descienden los índices de criminalidad y todos parecen contentos �en 'The Wire' existe una gran pasión estadística- hasta que se descubre la polémica medida. Este lugar no invita a un paseo plácido, allí sí que el coche es imprescindible.
Es domingo y ha caído un aguacero. Apenas hay gente en la calle, con la excepción de las familias que acuden a los oficios religiosos. Los negros más viejos llevan sus trajes con elegancia exquisita, en el sentido más sureño y aristocrático. Una imagen que recuerda al momento en el que el gángster gay Omar, personaje favorito del presidente Obama, acompaña a su abuela a la iglesia. Las esquinas donde los críos trapichean o el patio que con un sofá marca el territorio de D'Angelo Barksdale están semidormidos. Pronto se abandona la ficción, cuando al girar una esquina de Lafayette St. se ven globos y ositos de peluche en recuerdo a un crío muerto.
En el sur está Locust Point, barrio de los estibadores del puerto y de la trama de la segunda temporada. Junto a estas casas de clase trabajadora, que en la serie componen el reino shakesperiano de los Sobotka, puede verse un gran edificio de apartamentos de lujo, reclinado sobre el puerto de Baltimore.
El miedo de las clases desfavorecidas muchas veces es inmobiliario, especialmente tras la crisis de las hipotecas basura. A veces el urbanismo actúa como Leviatán segregacionista en Estados Unidos. La frontera entre un barrio bueno y un gueto, al contrario que en Europa, la marca solamente una calle. Lo más curioso es que apenas existen diferencias entre las viviendas de una zona marginal y una acomodada. Una mano de pintura en la fachada o el estado de la calzada sirven para discernir dónde está uno.
Erigir un edificio de apartamentos de lujo puede bastar para transformar el futuro de un barrio humilde. En poco tiempo suben los precios de los alquileres y el mercado expulsa a la gente de menor poder adquisitivo. También existe un proceso inverso: la llegada de un pequeño porcentaje de población negra o inmigrante vacía un barrio de blancos en pocos años, éstos suelen mudarse a los suburbios de la ciudad.
Sarah regenta un bar irlandés, decorado con parches y símbolos de distintos cuerpos policiales, además de la geografía de sus ancestros; tatuada con mapas y banderines. Los promotores han conquistado Locust Point, sin embargo la crisis inmobiliaria se nota y la mayoría de los apartamentos son escoltados por carteles en busca de inquilinos. Sarah es amable. Cuando se le habla de la serie, dice que le suena aunque con poca convicción. Su sonrisa muestra poco interés por formar parte de su escenario y sus historias.
Baltimore no parece estar enamorada de 'The Wire', sobre todo si se fomenta un interés por el 'guetoturismo'. Lo feo, al igual que sucede con la Nueva Jersey de 'Los Soprano', está de moda. Puede que su clase política no se haya dado cuenta de que está en el mapa gracias a la ficción. Todo país tiene uno o varios Baltimore. El problema es que quizás no todos los países tienen autores como David Simon, capaces de elevar a los olvidados de nuestra sociedad a reflejo estético.
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