Como también podría tener otra interpretación la reciente oferta de paz hecha a los talibanes, y que ahora se traduciría de este modo: pueden seguir torturando a sus mujeres tan ricamente, siempre y cuando dejen explotar los yacimientos a la gente adecuada. ¿Y quién sería esa gente? La historia ha demostrado que la combinación de un país pobre, inestable y corrupto con un yacimiento fenomenal solo conduce a más pobreza, más inestabilidad y mucha más violencia: véanse los diamantes de Sierra Leona o el coltán del Congo. Las luchas comerciales por el control de los yacimientos se camuflan bajo la degollina atroz de las guerras tribales, atizadas con armas, mercenarios y dinero extranjero. No es el argumento paranoico de una mala película: organizaciones serias y fiables (entre ellas la ONU) han encontrado pruebas de todo esto. Me temo que, dentro de nada, estaré escribiendo mis artículos en un ordenador cuya batería llevará litio sangriento. Ya digo, pobres afganos. Y, sobre todo: qué será de ellas.
Votos, impuestos y pensiones.
Hace 7 años
Comentario enviado por David G-M:
ResponderEliminarRecuerdo que se intervino en Afganistan con la pobre excusa de que Bin Laden se escondía "por allí". Pero no se aportaron pruebas que justificasen esas sospechas. Era meridianamente claro que el motivo no era Bin Laden; ahora sólo conocemos el motivo.