Mientras el Ejército alemán desfilaba impecable y desafiante bajo la puerta de Brandemburgo tras el armisticio que ponía fin a la primera guerra mundial, la rendición incondicional impuesta por los aliados en la segunda guerra mundial redujo Alemania a escombros y cenizas. No se trataba solo de la muerte del 10% de la población, de decenas de millones de desplazados sin tierra ni techo, de la destrucción de la mitad de las infraestructuras viarias y de una cuarta parte del parque de viviendas, sino también de la pérdida de la Heimat, del hogar, de la seguridad y la tranquilidad del útero materno, la propia identidad. Pocas veces como esta se puede hablar de un antes y un después.
En Alemania 1945, a diferencia de la multitud de libros que describen el ascenso y expansión del nazismo, el profesor Richard Bessel explica el resurgimiento de la nueva Alemania a partir de la tesis de que la violencia vivida en los primeros meses de 1945 transformaría a los alemanes de verdugos en víctimas: «No Auschwitz sino Dresde; no la batalla de Varsovia de 1939 sino la de Berlín en 1945 (...) no la expulsión de los polacos de sus hogares de las zona anexionadas por el Gran Reich Alemán en Prusia Occidental sino la expulsión de los alemanes de sus hogares de Prusia Oriental, Pomerania, Silesia y los Sudetes...».
La Alemania de posguerra se caracterizó por una tensión entre el deseo de recordar el propio dolor y el de olvidar lo que los alemanes les habían hecho a los otros pueblos durante la guerra. De esta manera, lograron hacer borrón y cuenta nueva disociándose del pasado nazi y refugiándose en la vida cotidiana en un intento desesperado por sobrevivir.
Quizás lo que más llama la atención de este libro es la forma en la que los alemanes se curaron del nacionalismo agresivo definitivamente. La II Guerra Mundial sería recordada no por los años anteriores de conquistas y genocidio, sino por la terrible experiencia de la ocupación, destrucción, caos, violaciones, etc que vivieron ellos mismos en Alemania en el "año cero" (1945). Supongo que el ser humano es así, sólo aprendemos cuando nos toca a nosotros experimentar el dolor.
Un libro recomendable para los amantes de la Historia.
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