César Vidal / 17-05-2010
El bachiller Montilla, presidente de la Generalidad de Cataluña, va a comparecer ante la Comisión General de las comunidades autónomas. Dado que el evento –totalmente prescindible– tendrá como escenario el Senado, la visita va a costar a los contribuyentes seis mil quinientos euros tan sólo en gasto de traductores a las lenguas que tienen carácter co-oficial en algunas regiones españolas. Conocido el derroche que llevamos arrastrando desde hace décadas, seguramente algunos pensarán que los 6.500 euros son el envoltorio del chocolate del loro y, en términos reales, no les faltaría razón. Sin embargo, representan un símbolo más que adecuado de cómo los nacionalismos están llevando a España a la ruina y con ella a la Unión Europea. Cuando los más débiles –pensionistas, enfermos, dependientes y funcionarios– van a pagar de manera especial la crisis, el Senado tira al sumidero el dinero de los contribuyentes tan sólo para intentar compensar los complejos históricos de los nacionalistas.
La ceremonia además de cara e inútil, resulta ridícula como pocas. Ahí es nada. Montilla que mal habla el español y maltrata el catalán; que fue sorprendido copiando de una chuleta un texto en catalán y que cuando se pone nervioso masculla la palabra «OK» –catalanísima como todo el mundo sabe– farfullará en la lengua de Verdaguer unos párrafos para alegría de los nacionalistas (y la carcajada de los que conozcan mínimamente el catalán) y desvalijamiento de los contribuyentes. La paletada se sumará así a ese cuerpo diplomático catalán que se creó hace unas semanas; a las embajadas catalanas en el extranjero entre cuyos jefes está Apeles Carod-Rovira; a la lanza jíbara que Josep Lluis recibió a cambio de un millón de euros o al coste de promocionar el catalán en el extranjero que es la causa de que la Ley de Dependencia no se aplique en Cataluña porque cuesta exactamente lo mismo y, puestos a elegir, los nacionalistas han preferido abrir un casal en Nueva Gales del Sur a emplear ese dinero en atender a los minusválidos del Ampurdán.
No digo yo que algunos no lleguen a la conclusión de que sólo por contemplar a Montilla pasando las de Caín mientras chamulla en catalán vale la pena pagar 6.500 euros, pero no está el horno para bollos. Ha llegado la hora de darle el tijeretazo a las CCAA comenzando por Cataluña que va en cabeza de la deuda, siguiendo por los conciertos vascos y navarro que establecen un sistema fiscal desigual e injusto, prosiguiendo por ese sumidero de dinero público que es el régimen socialista de Andalucía y así hasta qué se equilibren las cuentas que han ido arruinando España con sus veleidades de estadistas y de constructores de imaginarias naciones.
El que un enfermo pueda recibir un paquete completo de medicinas y no unidosis como las anunciadas por ZP; el que un funcionario tenga un salario digno y no el que sufre la mayoría de la administración central; el que un pensionista contemple un futuro sin agobios o el que un dependiente reciba una mínima ayuda en sus dificultades es infinitamente más importante que el que unos enanos morales anden difundiendo una lengua respetable, sin duda, pero que nadie conoce a dos kilómetros de su región o se dediquen a construir Estados cuando el único que existe constitucionalmente no puede mantenerse por los recursos que ha transferido a las CCAA. Seamos racionales antes de que sea demasiado tarde por culpa de ZP y de los nacionalistas.
Noticia enviada por David G-M
No hay comentarios:
Publicar un comentario